Aprender las técnicas básicas de reanimación cardiopolmunar debería ser una tarea primordial dentro de una sociedad. Y es que es nadie está libre d sufrir una emergencia cardiaca o estar presente cuando a un familiar o amigo le toque una situación similar. Ahí, aplicar las técnicas rápidamente podría ser vital parra salvarle la vida.
El doctor Julio Palacios Rivera, médico intensivista del Hospital Nacional Daniel Alcides Carrión, nos habló de la importancia de aprender sobre reanimación cardiopolmunar y cómo debemos aplicar las principales técnicas para darle tiempo al paciente antes que llegue la ambulancia.
«Lo primero que se debe hacer es verificar que la zona sea segura. Estar alejado de avenidas o calles transitadas que puedan ocasionar un accidente aún más grave. Luego se debe colocar al paciente sobre una base plana, ponerle las dos manos en los hombros, sacudirlo fuertemente y preguntarle si se encuentra bien», explicó.
«Le abrimos la camisa y verificamos si el paciente respira o no. Es decir si es que hay elevación del tórax. Si esta no se produce podemos ya confirmar que se trata de un paro cardiorespiratorio y es momento de actuar. Ubicamos el punto entre las mamilas y la parte superior del abdomen para entrelazar nuestras manos (una por encima de la otra) y comenzar a presionar. Nuestros hombros y codos deben estar en una línea perpendicular y con nuestro peso empezamos a hundir el tórax a una profundidad de 5 centímetros. La velocidad con la que debemos hacer presión es de 100 a 120 movimientos por minuto. Tras hacerlo, debemos dar un tiempo al tórax de recuperarse antes de volver a realizar la maniobra”, complementó.
Estos masajes pueden salvar la vida del paciente; sin embargo más importante que conocerlo es saber que hay factores de riesgo que pueden incidir de forma muy importante en la aparición de un paro cardiorespiraorio. Estos son la obesidad, tener los trigliceridos altos, venir de familia que ha sufrido de infartos previos, etc. Es clave aprender las técnicas pero también mejorar nuestros hábitos para así colocarnos lo más lejos posible de una emergencia de este índole.
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