El estrés puede parecer una enfermedad secundaria y hasta inofensiva, pero no hay nada más sensato que, ante la aparición de un cuadro, poner a todos nuestros sentidos en alerta. Y es que uno no se da cuenta cuando el problema se agranda y pasa a su etapa más crítica. De hecho, según los especialistas el ser humano convive con el estrés desde su etapa más infantil.
Aunque usted crea que no tienen problemas o que sus preocupaciones son mínimas, los niños suelen sufrir de estrés. Esta patología va asociada al cariño que reciben de los padres y se ha hecho más severo a partir de la pandemia provocada por el covid-19.
El licenciado Daniel Herrera Pino, neuropsicólogo del HNDAC, explicó cómo identificar el estrés y ayudar a los niños, quienes son las víctimas favoritas desde que empezó la cuarentena y comenzaron las medidas para frenar a la covid-19.
“El estrés es la respuesta fisiológica que nuestro organismo da frente a los estímulos del entorno ambiental. Frente a las amenazas o estresores a los que estamos expuestos todas las personas. Hay que tener en cuenta – sobre todo en esta etapa de pandemia – que el soporte, el acompañamiento y el afecto van a ser importantes para afrontar el estrés”, dijo el especialista.
“En los niños el estrés puede presentarse según el nivel de empatía que este reciba en casa. Cuando una madre le da afecto a sus hijos, este niño libera una serie de sustancias bioquímicas relacionadas con el placer que lo ayudan a poder hacerle frente al estrés. Descuidar su lado emocional, podría generarle traumas en el futuro o afectar sus relaciones interpersonales en su desarrollo”, agregó.
Si bien el estrés es una enfermedad a la que se le puede combatir, hay que tener cuidado de no llegar a su fase más crítica. El licenciado Daniel Herrera dividió al estrés en tres etapas: etapa de alarma, etapa de resistencia y etapa de agotamiento.
“En la etapa de alarma pueden agudizarse nuestros sentidos, puede aumentar la frecuencia cardiaca o respiratoria, pueden manifestarse tensiones musculares. La etapa de resistencia es la de adaptación al estrés. Puede durar mucho tiempo, como también hay personas que colapsan a los dos meses. En esta fase nosotros ponemos en práctica una serie de estrategias para afrontar el problema. Cuando las estrategias no funcionan y somos sobrepasados, empieza la etapa de agotamiento y es momento de ir con urgencia a buscar un especialista”, complementó.
Por último, el licenciado Daniel Herrera sostuvo que el estrés no siempre es malo, es un término neutro, que puede desarrollar la creatividad y la imaginación. Lo importante es saber identificar las fases y atenderlo a tiempo.
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